lunes, 13 de septiembre de 2010

La isla de El Hierro, o de la Herradura*


Juan Tous Meliá

[Por error, este artículo fue publicado con el título “La isla de El Hierro, de la Herradura” en el Anuario de Estudios Canarios, T-XLIII (1998). pp. 441-449; además, fue publicado sin la cartografía, por lo que quedó “cojo”. El error en el título y la errata fueron corregidos en el Anuario del año siguiente, T-XLIV (1999), pp. 539-540]

* Comentario sobre la reseña de mi libro El Plan de las Afortunadas Islas del Reyno de Canarias y la isla de San Borondón, por don José-Antonio González Marrero (Estudios Canarios, XLI [1997], págs. 435-436).

RESUMEN

Historiadores, lingüistas y geógrafos llevaban años buscando el significado y origen del topónimo El Hierro, faltaba un eslabón: la utilización de la cartografía histórica. Con la ayuda del contorno de la isla y la descripción de su imagen por viajeros, geógrafos y cartógrafos, se puede llegar a la conclusión de que la isla de El Hierro equivale a la isla de la Herradura.

PALABRAS CLAVE: contorno, portulano, topónimo, hierro-ferro-herradura.

ABSTRACT

Historians, linguists and geographers have been looking for the meaning and origin of the toponimic El Hierro for years; one link was missing: the use of the historic cartography. With help of the outline of the island and the description of its image by travellers, geographers and cartographers, it may be thought that the island El Hierro (Iron) is the same as La Herradura (Horseshoe).

KEYWORDS: outline, collection of harbour charts, toponimic, hierro-ferro-herradura (iron-ferro-horseshoe).

* * *

La cartografía histórica es arte, es ciencia y es tecnología que, hasta época reciente, ha sido utilizada por los historiadores para «adornar» sus libros, y sólo cuando no han encontrado fuentes documentales la han utilizado, en casos concretos, para apoyar sus conclusiones. Al ser una ciencia multidisciplinar, necesita el apoyo de numerosas especialidades, como las lenguas clásicas y modernas, la paleografía, la grafística, la papirología, etc. Aunque los mapas antiguos son los ojos de la Historia, no basta con mirar: hay que detenerse en ellos, transcribir sus textos, captar sus mensajes; y estudiar los multiples detalles que los conforman: escala, tipo de proyección, base científica en las que se apoyan los levantamientos (conocimientos astronómicos, geográficos y matemáticos), etc. En resumen: toda la información se obtiene del mapa, y sólo después de que todos los datos han sido minuciosamente verificados es cuando se acude a la Historia como disciplina para contrastar la información obtenida.

Si nos limitamos a una parte muy concreta de la cartografía histórica como es la toponimia de los mapas, debo decir que para un cartólogo la palabra que se transcribe es la que se lee en el mapa, con independencia de la declinación, género y número y de la lengua en que ha sido escrita. La cartografía mal utilizada puede hacernos caer en el error de considerar que el cabo Buixedor de las cartas medievales es el Bojador actual; o, de forma positiva, nos puede ayudar a localizar los pozos del Rubicón –mapa de Lanzarote de Manuel Hernández de 1744- con tanta insistencia buscados por don Elías Serra Ràfols.

Y también nos puede servir para descifrar el origen del topónimo El Hierro, al que tantos desvelos han dedicado lingüistas e historiadores. Las claves de la solución, a nuestro juicio, figuran en mi libro citado, y quisiera desarrollarlas en el presente artículo.

La isla de El Hierro es la más occidental de las islas Canarias. Con una superficie de 287 km2, es también la más pequeña del Archipiélago (al pie, nota 1: Este trabajo fue publicado en El Día del sábado 27 de abril de 1996 en forma de artículo periodístico sin notas a pie de página ni referencias bibliográficas con citación de página. Se ha intentado respetar el texto, se han incluido algunas notas y se ha añadido el listado bibliográfico utilizado en la preparación del trabajo)

Fue conocida como la isla del meridiano cero. Desde que Ptolomeo situó el origen del Mundo en nuestras islas, se ha venido relacionando el meridiano con la más occidental de ellas. En el atlas de Cresques Abraham (1375) (al pie, nota 2: Este prodigioso portulano, recoge todos los conocimientos cartográficos posibles en el siglo XIV. Se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Su autor fue Cresques Abraham, judío mallorquín (1325-1387), que lo realizó por encargo del rey Pedro V de Aragón quien lo regaló a Carlos V rey de Francia entre 1364 y 1380. Consta de seis hojas de pergamino, divididas actualmente cada una de ellas en otras dos de 64 cm de alto por 25 cm de ancho. Para un estudio del Atlas ver bibliografía), de la urdimbre de líneas que forman el esqueleto de la carta portulana, la línea vertical de la Rosa de los Vientos que señala la dirección Norte (Tramontana)-Sur (Metzodi), pasa por la Ynsula de lo Fero, aunque la línea marca rumbos puede considerarse como el primer mapa conocido donde figura el meridiano origen. Son muchos, desde entonces, los mapas en que aparece el mencionado meridiano, pero es en el año 1634 cuando el Rey Luis XIII lo declara oficialmente en Francia como meridiano origen. La posición geográfica fue fijada en 1724 cuando el padre Feuillée viajó a las islas (al pie, nota 3: Actualmente el meridiano origen y el meridiano de El Hierro es lo mismo. Los que han tratado esta cuestión han considerado que la isla de El Hierro siempre ha sido situada más al occidente; pero, repasando la cartografía histórica, vemos que no siempre ha sido así. Estamos preparando un trabajo que permitirá profundizar en este tema). Por triangulación, realizada en el El Hierro y aprovechando los eclipses del primer satélite de Júpiter, calculó la situación de Valverde (al pie, nota 4: Muchos autores lo sitúan en Punta Orchilla; pero, leyendo los manuscritos originales del padre Feuillée, se llega a la conclusión de que el punto elegido estaba situado a escasos metros del Convento de San Francisco de Santa María de Valverde.) con una longitud de 19º 55’ 3” respecto del meridiano de París. Posteriormente, en 1884, pasó el meridiano origen a Greenwich (al pie, nota 5: Cuando se levantaron los mapas nacionales en los siglos XVIII y XIX cada país eligió su meridiano origen. Actualmente todavía Austria conserva el meridiano de la isla de El Hierro como origen de longitudes).

Nuestras islas fueron conocidas desde la antigüedad clásica con los nombres imprecisos de los Campos Elíseos, de los Bienaventurados y de las Hespérides. Posteriormente, y ya con un conocimiento más exacto, se ocuparon de ellas, en el siglo I, Pomponio Mela y Plinio, designándolas con el nombre de Fortunatae Insulae. Además, Plinio las describe siguiendo a Estacio Seboso que les dio los nombres de Junonia, Pluvialia, Capraria, Planaria, Convallis, Hespérides y Gorgonas, y a Juba que les dio los de: Junonia maior, Junonia minor, Ombrios, Capraria, Canaria, Nivaria y Purpurarias. En el siglo II el geógrafo griego Claudio Ptolomeo situó las Fortunatae Insulae (en griego Makaron nesoi) y las nombró de Norte a Sur a lo largo del meridiano origen de la siguiente forma: Aprósitos, Heras, Pluvialia, Capraria, Canaria y Ninguaria. Intentar identificar los nombres anteriores y relacionarlos con los actuales es una tarea casi imposible, pues hay tantas relaciones como autores (al pie, nota 6: La apasionante bibliografía que describe esta parte de la historia se cita a continuación del texto, pero creo que todavía, por desgracia, no permite conocer las señales de identidad). A continuación exponemos las opiniones de algunos geógrafos, cronistas e historiadores que han tratado de identificar la isla de El Hierro.

Para fray Juan Abreu Galindo (hacia 1590-1602) es la Pluvialia de Ptolomeo y de Seboso o la Ombrios de Juba. De la misma opinión son don fray Alonso de Espinosa (1594) e Iván Núñez de la Peña (1676). El ingeniero militar Leonardo Torriani (c. 1590), dice que Plinio la llamaba Ombrion (=la lluviosa; Ombrios es el equivalente latino de Pluvialia), lo mismo que fray José de Sosa (1678-1688), cuando dice: A la Ysla del Hierro llamaban Embrión por el árbol del agua, que los naturales llamaban Garao.

Sin embargo, Tomás Marín de Cubas (1694) dice: Pluitana, Junonia menor y Teode fue la isla del Hierro; el primer nombre alude a Plutón, genio del infierno, dador de las riquezas, o fue por la lluvia del árbol que destila agua y es la isla Atilia o Antilia que significa la isla de la noria.

En un interesante estudio, el catedrático D. Juan Álvarez Delgado (1945), defiende la teoría de que la Capraria de Plinio-Juba y de Ptolomeo y la Casperia del P. Espinosa coinciden con la isla de El Hierro. D. Antonio Cabrera Perera (1988) dice: Yo creo que la Plouialia, Ombrios o Pluvalia se pueden identificar con el Hierro, pues Juba señala que navegando desde las Purpurarias hacia el Sur y rumbo al poniente se encuentra la primera (Ombrios). Al escribir estas líneas mi interés no estaba centrado en descifrar los nombres con que la isla de El Hierro fue conocida en la antigüedad clásica, sino en buscar el significado y el origen de la palabra El Hierro.

Fray Abreu Galindo dice al respecto: Hallé que los naturales la llamaron Esero, que en su lenguaje quiere decir fuerte; otros dicen que se llama Fero, que es lo mismo, y como ellos no tenían hierro, ni usaban de él, y vieron que el hierro era cosa fuerte, correspondiente al nombre con que llamaban a su tierra, aplicaron este vocablo y nombre de Esero al Hierro. El licenciado don Iván Núñez de la Peña, siguiendo al poeta Viana (1604) dice que Hero quería dezir fuente, cuyo nombre le dieron por aquella grande Fuente, que en ella avia y más adelante añade Hero llamaron sus naturales a esta isla, hasta que fue conquistada de Católicos; que estos por la llamar Hero; por equivocación, o por corrupción del nombre la llamaron Hierro que hasta oy es conocida y nombrada. José de Viera y Clavijo (tomo I, 1772) decía lo siguiente: Como quiera que sea, yo no seguiré nunca sino las conjeturas más simples. Tengo por cierto que el nombre de la isla del Hierro se originó del hierro metal. Don Juan Álvarez Delgado publicó los artículos «Etimología de “Hierro” ¿”Heres” o “Eres”?» (1941) y «Ecero, Notas lingüísticas sobre El Hierro» (1946) relacionando el vocablo aborigen Esero con su traducción fortaleza o lugar fuerte.

El profesor francés Georges Marcy («L´origine des noms de l´île de Fer», 1945, reproducido en Revista de Historia XV [1949]) aprovechando la tesis del profesor Álvarez Delgado, relaciona la forma Hero con la voz tuareg azeru que significa muralla rocosa vertical y a su vez la relaciona con la isla de El Hierro ya que se presenta desde el mar como un acantilado…

El profesor Serra Rafols (en Régulo Pérez, 1948: 260-264) afirmaba que el nombre «Ferro/Hierro» no era más que una antinomia lingüística: Hierro-Fero-Legnane-Madeira. Por su parte, Juan Régulo Pérez (1949) en su artículo «El topónimo Hierro - escarceos etimológicos» decía todo hace pensar que estamos en presencia de una palabra románica bien conocida, sin relación alguna con formas indígenas… pero no llegó a dar una opinión concluyente (al pie, nota 7: Obsérvese que la polémica sobre el origen del topónimo tiene lugar en la década 1940-1949 y que en los años siguientes no se produce ningún avance, éste llega con las facilidades que existen actualmente para reproducir la cartografía histórica manuscrita).

Podría considerarse pretenciosa, después de tanta tinta vertida, la osadía de retomar el tema y dar una solución al problema: Sin embargo, una serie de circunstancias creo que la justifican. Hace tiempo estaba yo preocupado por el origen de los topónimos con que actualmente son conocidas nuestras islas. Al tratar el tema con el doctor don Miguel Fernández Gutiérrez, gran conocedor de la toponimia canaria, en una tertulia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, decía que al contemplar El Golfo herreño daba la sensación de estar viendo una herradura. Recurrí a la imagen de la isla que había levantado el ingeniero militar Leonardo Torriani hacia 1590 pero era prácticamente circular: Tiene un circuito de 92 millas, y es casi redonda, decía Torriani en su Descrittione. Igual ocurre con la planta de El Hierro de Pedro Agustín del Castillo de 1686. La única conclusión que se podía sacar es que ninguno de los dos había pisado la isla.

Efectuada una recopilación de las nueve cartas portulanas más representativas, de los siglos XIV y XV y dibujando las formas de las Islas, he aquí un resumen referido a El Hierro (al pie, nota 8: Para efectuar la recopilación se ha procurado representar las islas y una porción de la costa africana a la misma escala, reduciendo o ampliando el correspondiente detalle del portulano).

En la carta naútica de Angelino Dulcert de 1339 (fig. 1) no aparece la isla.



En la de Pizzigani de 1367 (fig. 2) figura sin nombre. En el atlas Mediceo Laurentino se llama I. senza ventura, (no ha sido reproducido pues tiene una datación difícil que se puede fijar entre 1351 y 1415).


En el atlas de Cresques Abraham, de 1375 (fig. 3) se llama Insula de lo fero, que significa isla de El Hierro. La palabra fero, en mallorquín, puede también traducirse por herradura (todavía se puede escuchar a los payeses decir la frase es ferro des cavall que en catalán antiguo sería lo fero de lo cavall).

De la escuela mallorquina son también las cartas de la Biblioteca de Nápoles (fig. 4), de Viladeste (fig. 5), y de Vallseca (fig. 7), y en las tres recibe el nombre de fero.

Las tres restantes son de la escuela italiana (fig. 6, 8 y 9) y también figura con el nombre de fero, que en italiano significa igualmente herradura. Pero lo más interesante es observar el contorno de la isla de las figuras 3 a 9, muy parecido a una herradura, salvo en la figura 8; sin embargo, en las cartas portulanas del siglo XVI se abandona esa forma de representarla y se rotula Hierro (castellano), Fero o Ferro (catalán o italiano), Fer (francés) y Oferro (portugués).

De lo expuesto pienso que puede deducirse que El Hierro equivale a La Herradura, y que puede llegarse a esta conclusión a través de la cartografía. La mejor muestra es el atlas de Cresques Abraham de 1375, si bien en el libro del conosçimiento escrito por un fraile español hacia 1350-60 figura con el nombre de isla de lo fero, este libro se considera anterior a la carta de los hermanos Pizzigani en la que no figura el nombre y el contorno no tiene forma de herradura, aunque pudo haber cartas anteriores que no han llegado hasta nosotros.

Podría considerarse que el objetivo está cubierto: No obstante, creo interesante relacionar a algunos escritores y geógrafos que dieron su opinión sobre la imagen de la isla.

Tomás Marín de Cubas en la historia ya citada, dice: La última es la del Hierro está más al sur de la Gomera y dista cinco leguas de Tenerife, su figura es de media luna. Por su parte, el ingeniero militar Antonio Riviere en la Descripción de la isla de El Hierro (1742), afirma: … al norte de la isla se encuentra, un paraje el más delicioso de ella, llamado El Golfo, pues es cierto que en su tanto, puede competir con lo mejor de otras islas… El teniente coronel de milicias Juan Antonio Urtusáustegui, en el Diario de viaje de la isla de El Hierro en 1779, escribe: El 13 por la mañana [13 de octubre de 1779] revisté las demás dotaciones del Golfo. Este es un valle que cierra desde la punta de la Dehesa que está al occidente hasta los Roques de Salmor al norte una eminente y disforme montaña en forma de herradura…

El geógrafo Leoncio Afonso (1953), dice: El Hierro: la isla de la media luna. Está constituida por una gigantesca semicaldera, cuya concavidad, El Golfo, se orienta hacia el Noroeste. Entre punta Arenas Blancas y Roques de Salmor. La isla forma un arco, cuya concavidad de enormes y abruptas pendientes, conocida por el Golfo, ocupó en otro tiempo el mar, el cual con su labor erosiva, han hecho casi perpendiculares las paredes del mismo… El paisaje más importante de El Hierro apenas conocido por poco más que sus habitantes, es el panorama de El Golfo. Los también geógrafos Jesús Hernández Hernández y Enrique Niebla Tomé (1984), dicen: El Golfo no sólo es el accidente morfológico más espectacular de El Hierro, sino también la comarca más extensa y la más claramente definida gracias al gran escarpe semicircular, abierto al Noroeste, que lo delimita.

Después de lo expuesto, pienso que El Golfo, define la isla y que el viajero que la visite y la contemple con ojos análogos a los que en el siglo XIV la contemplaron desde el mirador de la Peña de Guarazoca o desde el mirador de Jinama, y observe el impresionante panorama de El Golfo no tendrá más remedio que anunciar a los cuatro vientos: Esta isla es como una herradura. Así fue como debió nacer el topónimo El Hierro y debió ser identificada la isla en las primeras cartas portulanas.

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